miércoles, 18 de abril de 2012

El Universo YO. Lo luminoso y lo oscuro; lo real y lo esoterico.doc

Miércoles de Historia

Yo, Dendaime, el mismo que osa pasar vergüenza en Internet, es el mismo que ahora cuenta parte sustancial de su historia.
Voy a dividir mi “historia de vida” en cuatro periodos:
1- Periodo luminoso.
2- Periodo oscuro.
3- Periodo real.
4- Periodo esotérico.

Período Luminoso; Una plegaria por mi antiguo yo.

Mi vida temprana transcurrió en el mismo lugar donde estoy hoy, He vivido mis primeros años con el mayor consentimiento que se puede recibir de unos padres primerizos. Educado de tal manera que se podría decir que fue el período en el que más aprendí. Cada reproche, cada consejo, cada charla era atentamente escuchada y asimilada como si cada una de ellas me estuviese revelando un secreto universal.
Particularmente con los regaños solía apenarme terriblemente, me atormentaba el haber obrado mal (por aquel tiempo muy inconcientemente) Mi actitud era de total arrepentimiento, mi juramento el de nunca cometer el mismo error.
Analizándolo ahora puedo decir que en esta etapa mi mente era una hoja en blanco, en la cual se me fueron imprimiendo cosas importantísimas que me sirven hasta ahora y que lo harán hasta que me muera.
Cualquiera que me hubiese visto en ese momento podría haberme descrito como un tierno niño educado, demasiado hablador por cierto.
Los primeros años de escuela transcurrieron sin alterarme en lo más mínimo. Incluso podría decirse que acentuó mi personalidad. De popularidad inmensa, de carisma denotable, de brillantez cegadora y de alegría rebosante emanada a todos mis amigos. (Todos eran amigos).
La hoja en blanco, aparte de conocimientos fue añadiendo dibujos de momentos felices y de inocencia.
De pronto…


Cambio de escuela.


Al cursar el tercer año de la escuela primaria fui cambiado de colegio. Demasiados cambios bruscos confundieron al ingenuo yo de entonces. Del cambio de la tarde a la mañana, del miedo a lo desconocido y del esfuerzo que me suponía ser nuevo solo salieron cosas malas.
El problema no era que no haya conseguido hacerme conocer, que no haya logrado integrarme, que no haya hecho “amigos”.
El problema fue que me di a conocer demasiado, que me integre a tal punto de ser considerado uno de ellos y que los “amigos” que encontraba no eran siquiera buenos compañeros.
Todavía no puedo explicarlo, el miedo que me producía aquello, era como si viera una película de horror donde todos se mataban entre si. Me aterraba y no se porque…el comportamiento normal de los chicos de esa edad me era intimidante.
Con el paso del tiempo la costumbre allano el miedo, pero siguió presente, nunca se esfumo. Se convirtió en la incomodidad que hasta el día de hoy siento.
Es tan incomodo estar en un ámbito tan informal para mi que no concibo como siendo chico logre fingir ser parte de eso.
Hasta que finalice mis estudios primarios me las rebusque para fundirme con ellos, por supuesto solo exteriormente, ya que por dentro no entendía que hacia y porque lo hacia.



Sin embargo podia convivir con ello.



Con lo que no pude lidiar en mi interior era con la falta de respeto reinante de todos para con todos…

Y especialmente para conmigo.

Era un chico de casa, mimado… esa inocencia y pureza en mí no conocía ni concebía la forma de hacer mal o daño a los demás…aun cuando para ellos no significaba nada, esto suponía para mi un gran daño mental, una tortura diaria…
Particularmente lo que yo tenía que enfrentar era mas duro de lo que la mayoría podría creer.
Todos los días lo mismo, y aunque nunca dejé de actuar normal por dentro me preguntaba una y otra vez ¿Qué hice mal? ¿Por qué a mí?
Dentro, muy dentro de mí esto me embargaba de tristeza y la soledad. Porque también me sentía muy solo.
Así termine mi escuela primaria.
Sin desgracias aparentes, siendo el mejor de la clase y con muchos “amigos”.
Pero para mi no. Al fin y al cabo no importa la gravedad del problema en si, importa el daño y las consecuencias que este trae para el individuo.
Para mi, ya me había ganado un trauma (el cual es con lo que me molestaban/molestan) y ningún amigo.
Ah, y hasta herido de amor… porque era muy enamoradizo… y también desafortunado…
Y así… La hoja acabo con garabatos, toda sucia y rota…
Por eso…
Decidí comenzar de nuevo.

Fin del periodo luminoso.


Periodo Oscuro: De resentimiento no se vive.


Todo comenzó de nuevo. Un reinicio total que modificó casi todo lo preestablecido en mi, cambiando mi forma de ser, mi personalidad y mis ideologías. El inicio de esta etapa también podría coincidir con el de la una primera formación de mi identidad.
Comencé la secundaria sin ninguna certeza. No sabia con lo que me iba a encontrar pero ya tenia decidido como reaccionar.
Uno de los primeros cambios fundamentales y positivos en mi fue la apertura de mi cabeza al análisis profundo de todo lo que veía. Por aquellos tiempos no me servia de mucho porque lo que me rodeaba no ameritaba ningún análisis. Sólo era mas de lo mismo, mas avanzado y con nueva gente.
Describiría el primer año como un periodo de transición (influyo en mi desempeño académico bajando un poco mis notas). En esta etapa de transición me preocupe más que nada en mostrarme diferente a los de más, en construirme una especie de letrero gigante que diga “diferente a los demás”, creo que llegue a obsesionarme con eso. No pueden imaginarse las cosas que hice para considerarme alguien especial. En cuanto a la convivencia diaria nada había cambiado, incluso se podría decir que había empeorado y debido a mi actitud excéntrica se concentraban en mí numerosas faltas de respeto, por llamar de forma bonita ese sufrimiento.
Esta importante transición llego a su momento final cuando empezó a brotar en mi algo que no conocía mucho hasta ese momento.


Odio.


Para el inicio de mi tercer año de secundaria ya era un adolescente listo para los cambios finales.
Como marca distintiva externa empieza a resaltar en mi una perdida de mi vida social, una segregación del resto. Habiéndome construido una correcta reputación de raro ya no me fue muy difícil seguir por el camino del “antisocial”.
Sin embargo considero que esto no fue mas que una consecuencia perteneciente al factor interno principal.
El odio.


Caí en una verdad que no vi antes. Yo no era el culpable de nada. Yo no hice nada malo.
Son ellos. Los culpables son ellos.
Viví mi “infancia” con miedo, sufriendo y sin goce por su culpa. Merecían mi odio.
Con la marca del aislamiento escolar vino una autosuperacion en cada ámbito posible. Procure endurecer mi corazón para no ser mas el niño débil, pues era ese un punto importante en mi sufrimiento, era cierto que ellos eran los culpables, pero tampoco era mentira que yo era muy débil.
Pensé que no relacionarme con ellos era lo más que podía hacerles. Nunca fui alguien violento ni me pareció una solución viable, así que me dispuse a buscar placeres en otros lados.
Sin salir casi nunca de mi casa vi el Internet como una buena opción y es así que me dedique a explorar nuevos mundos, como el animé y los videojuegos.
Me sentía feliz y gozaba de mucho disfrute al estar haciendo lo que me gustaba, y me servia para sentirme diferente, que era lo que realmente me interesaba.
Sin embargo cuando estaba en el mundo real, todo era cruel y duro. Pero como yo me había planteado endurecerme solo respondí con odio y mas odio.
Llegue a un punto donde odiaba todo y a todos, creo que incluso me excedí llegando a odiar a todos los “normales” y dando a conocer en mi una nueva faceta de soberbia, altanería, desprecio, discriminación y amargura.
Era simple, cuando no estaba en mi mundo era un amargado pendejo que criticaba todo y a todos, soberbio y despreciable ser antisocial. En eso me convertí.
No sentía en mi corazón real amor por nada, ni por mi mismo.
Pero…en lo más profundo de mí ser, yo seguía sufriendo, me seguía sintiendo solo…
Y así, entonces empecé a transitar mis últimos momentos dentro del periodo oscuro, un camino lleno de melancolía y depresiones… donde el odio me había envenenado tanto que simplemente llegue a odiarme a mi mismo, donde había una cantidad de dolor que gradualmente crecía y crecía…
Y cuando finalmente las depresiones y el sentimiento de no saber que soy se proponían destruirme…
Llego ella….

Fin del periodo oscuro.


Periodo Real: No todo lo que brilla es oro.


En medio de una terrible crisis interna en la que lo único que sabia era que no quería seguir viviendo así, apareció ella.
Aparejado con mis sentimientos de soledad vino una especie de desesperación por encontrar alguien que pudiese calmar mi dolor. Analizándolo objetivamente, ahora podría decir que cualquier pequeño signo de bondad para conmigo era interpretado como el mayor acto de amor en el mundo.
Un día me encontré con lo que en ese tiempo me pareció ser un ángel. Buscaba con recelo alguien que escuchara mis penas, alguien que me dijera que debía hacer, que me aconsejara para que me sintiese mejor.
Y cuando ella me escucho…cuando ella pronuncio las palabras que tanto anhelaba escuchar… Solo pudo parecerme un ángel. Un ángel al que le profesé un amor profundo y ciego, y no me importaba nada más que vivir para esa persona…
Entonces puse sobre la mesa todo aquello que me hacia mal, todo aquello que inspiraba en mi el odio que se me había ido de las manos.
Y me di cuenta de que estando al lado de esa persona, ya nada me hacia mal, me di cuenta de que ya no me dolía tanto, de que ya no estaba solo y de que podía ser feliz solo por amarla y ser amado por ella. Pensé que esta felicidad era el medio para poner orden en el caos.
Como efecto inmediato de estas nuevas acepciones, empezó en mí un proceso de estabilización, que comprendió la aceptación, la reflexión y el cambio.
También podemos decir que este proceso fue de redefinición. Modifique cada aspecto que pensaba que me pudiera causar sufrimiento y asenté con firmeza lo nuevo, pretendiendo que fuera algo de por vida, concibiendo cada uno de esos cambios como algo definitivo para mi ser.
Así es como comencé a ver las cosas en mí de manera diferente, creyendo tener la verdad de mi lado ahora que era feliz.
Muchas cosas negativas, como mi tendencia al pesimismo, fueron vistas con buenos ojos e hice una apología de la desesperación y la desesperanza, resaltando aun más ambas cosas.
La marca característica de este periodo consistió en creer que todo lo que hacia era algo definitivo, que era algo de lo que nunca podría arrepentirme, algo que nunca me cuestionaría, llevado principalmente al terreno del amor, en donde mis excesivas planificaciones a futuro daban cuenta de lo seguro que estaba de mi mismo, de mis convicciones, de mis sentimientos.
También fue muy característico de mi parte el hecho de querer crearme leyes universales para mi mismo, impulsado por mi amor al autoanálisis me “invente” cosas para sentir que tenia mis pensamientos administrados, para poder decirme a mi mismo como pensaba, quien era y que sentía.
Así, al igual que con el culto a la desesperanza, me convencí a mi mismo de que era tal cosa, que pensaba esto y que sentía aquello, asentando cada una de esas respuestas como si fuesen irrefutables incluso para mi mismo. Elabore teorías propias, me forme sistemas ideológicos y filosóficos complejos que pretendía determinar rigurosamente creyendo que los iba a tener conmigo hasta que muriera.


Error.


Este periodo va desde mi segunda mitad en primero de polimodal hasta el fin de mi primera mitad en segundo de polimodal. Es indiscutible su corta duración.
Porque?
Porque me di cuenta de mi gigantesco error.
Había considerado que mi “ángel” era perfecto.
Había considerado que nuestra relación era perfecta.
Había considerado que mi amor hacia ella era perfecto.
Había considerado que mi pensar, mi teorizar, que mi actuar era perfecto, o por lo menos definitivo e incuestionable.
Había considerado que ya conocía mi futuro, dada la relativa estabilidad que tenia.
Y en todos y cada uno de esos casos choque contra la realidad.


Nada de lo que había considerado perfecto, definido e incuestionable lo era.
Estabilidad? Efímera e ilusoria.


Y cuando ese finito estado de estabilidad acabo, llego con él un desconcierto que me sumió en otra crisis, ¿Cómo puede ser que nuestro amor sea propenso a terminarse? ¿Cómo puede ser que yo mismo ya no comparta las teorías que elabore para que adhiriera a ellas de por vida? ¿COMO PUEDE SER?
Impuse mi voluntad en los puntos más álgidos de esta crisis, logrando superar estos momentos de incertidumbre.
Me esforcé en mantener mis teorías y mi sistematizada forma de pensar.
A las dificultades amorosas las acalle mediante constancia y esfuerzo.
Pero internamente nada era igual. Quede profundamente turbado, y cada vez mas cuestionaba el hecho de que me estuviese atando a esta situación de ya molesta estabilidad.
Y cuando reinaba la aparente calma, dándome cuenta de que no era eso lo que quería, algo en mí estalló.


Fin del periodo real.


Periodo esotérico: Nunca menos que el sol.



Cuando las crisis parecían haber sido todas superadas una vez más, se fraguaba en mí el ardor de la “revolución” interna.
Mire el orden que había impuesto, analice cada uno de los sistemas que había creado, observe la relación que había logrado mantener hasta ahora.


Y me di cuenta de que ya no me gustaba nada de eso.


Tome conciencia de que soy un ser isoterico, que no podría permanecer estable por mucho tiempo, y que no podía pretender ser el mismo hasta mi muerte. Descubrí también que la estabilidad con el tiempo produce un aburrimiento que conduce al cambio.


Un cambio que empezaba a gustarme.


Empecé por terminar con ella. No sentía más amor hacia su persona. En realidad el principio de todo fue darme cuenta de que en realidad no la amaba, solo estaba agradecido con ella por haber estado allí cuando enfrentaba mis momentos oscuros. Lejos de poder alcanzar la felicidad con una persona egoísta, desconfiada, y por sobre todo traumada, no encontré razón para seguir alargando una relación que en si no tenia ningún tipo de futuro. En relación a esto mismo sentí que me liberaba, después de todo había llegado incluso a rebajarme en pos de la subsistencia de la pareja.
No necesitaba de ella para ser feliz.
A nivel pensamiento, muchas cosas cambiaron en muy poco tiempo. Sintiendo un cambio a partir de la separación de ella, concebí el mundo de una manera diferente.
Inmediatamente se insertaron en mi, distintas acepciones sobre la vida, que conformaron y conforman mi nueva forma de ser.
Adopte lo que se me dio en llamar “la filosofía sagitariana” y “la filosofía del apostador”.
Con el fin de analizar, sin tanta sistematización como antes, me dedique a administrar sencillamente estas y otras cuestiones internas.
Así, por ejemplo, puedo explicar que el haber adoptado la filosofía sagitariana puso de manifiesto mi siempre natural impulsividad, ahora libre de toda cadena. Con esta forma de pensar y de vivir, perdí el miedo a todo. Confiaba (y confio) en que pase lo que pase me mantendré a flote, especialmente cuando la adversidad se proponga acabar conmigo. Restar importancia a lo malo y valorar más lo bueno es una de las conductas básicas. Después de todo lo malo no podrá destruirte si siempre te las arreglas para salir adelante, por lo que es muy importante confiar en ti mismo, en creer que puedes con todo y que nada te derribara.
Y halle el perfecto complemento para lo anteriormente expresado en lo que denomine filosofía del apostador. “El que no arriesga no gana”, es el razonamiento básico, y propone también eliminar el miedo a intentar las cosas. La constancia y el esfuerzo por alcanzar aquello anhelado toma preponderancia por sobre todo. Esta filosofía también es utilizada para elaborar analogías y metáforas en relación a la vida y al hombre y en la creación de términos como “retrucar”.


La fusión de ambas me hizo sentir indestructible.


El optimismo racionalista también inundo mis pensamientos, cambiando mi visión acerca de la amistad, del amor, de la sociedad y de la humanidad.
Recordando siempre que no podría nunca decir que los cambios son definitivos, adopte como doctrina el cambio eterno, la constante adaptación para poder siempre ser un individuo en renovación, en consonancia con mi filosofar y mi comportamiento. No quería engañarme a mi mismo como sucedió antes, ya que si eso pasaba de nuevo, acabaría con una crisis que exigiría un cambio mucho más brusco.
Acentué todo lo que me pareció apropiado, pero de manera que no estuviera apegado a nada por si era necesaria una renovación. Reafirme cosas como mi ateismo y algunas de mis teorías, deseche otras que ya no coincidían conmigo y estoy en constante creación de complementos para este sistema.
Cabe aclarar que este periodo se halla en plena cúspide, y como consecuencia de su enorme éxito, me encuentro disfrutando la vida en todo su esplendor, gozando de una relación amorosa verdadera junto a una persona que contribuye a mi felicidad.
Hay una influencia del optimismo muy grande, en la que prospera el orgullo, la autosuperacion, el hambre de ser el mejor en todo y hasta quizás un poco de soberbia (casi llegue a considerarme un dios, a punto de convertirme al Egoteismo). Esto se refleja en la creación de frases como las siguientes;
“Es un placer existir”
“Es un placer ser humano”
“Serás lo que debas ser, o no serás nada”
“Nunca menos que el sol”

Habiendo enunciado mi historia hasta el punto mas reciente, solo me queda esperar el próximo cambio. Cuando todo esto que siento y pienso ahora me parezca inentendible y obsoleto.


Continuidad del periodo esotérico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario